Al iniciar en el mundo de las redes sociales es normal tener la duda sobre cuál es la mejor manera de comenzar, si inicias en tu propio sitio web o te quedas con las plataformas ya establecidas.
Esta decisión debe estar basada en lo que quieras hacer, la cantidad de control que quieras y el futuro que le veas a tu proyecto. Existen numerosas redes y plataformas que te permitirán compartir contenido con tu audiencia, cada una con algoritmos y reglas diferentes que benefician o afectan de cierta forma tu contenido y cómo es recibido.
Una de las diferencias más grandes entre ser usuario o de una red social y tener tu propia plataforma es la libertad con la que te desarrollas. Normalmente las redes sociales tienen una directriz muy establecida en cuanto a contenido se refiere, es decir, al ser usuario de esta red social te verás en la obligación de analizar en detalle el mensaje que tienes para dar y sí este no va en contra de las normas de la red en la que te encuentres. Al ser dueño de tu propia plataforma tienes la libertad de establecer esos límites tu, que se puede o no publicar y bajo qué condiciones deseas que sean publicados.
Manejar tu propia plataforma te permite tener la libertad de elegir cómo comunicarte con tu comunidad, sobre que quieres hablar con ellos y hasta donde quieres llegar.
Es acertado traer a colación el hecho de que una red social es en teoría dueña de lo que publicas ahí y sí por alguna razón deciden que no haces parte de la idea que ellos quieren representar pues sencillamente serás eliminado de la plataforma y perderás el contenido que tenías en esa red social.
Manejar tu propia plataforma te permite establecer las reglas según tus necesidades de comunicación con tu audiencia, lo que en tu experiencia y conocimiento te parezca más acertado para lograr comunicar más fácilmente tu mensaje.